martes, 17 de mayo de 2011

Primavera de las Españas


Ante la emergencia en las Españas de una respuesta multitudinaria al clamoroso desastre en diferentes sentidos al que se nos aboca que ya se hace presente en las calles, el rey legítimo se ha dirigido a los leales carlistas a través de la carta abierta "Mensaje al pueblo carlista" que se reproduce a continuación. En esta carta, Carlos Javier de Borbón llama al carlismo a ser actor de un proceso revolucionario para el que hace un especial llamado a la juventud y a la implicación en tal proceso de toda la familia real.

FEDERALISMO Y SOCIALISMO AUTOGESTIONARIO

¡Viva el Rey legítimo!

¡Vivan las Españas!


"Mientras tenga ramas esta vieja fronda (...) hay una esperanza"

MANUEL ABARRATEGUI

Un documento político de Carlos Javier de Borbón: MENSAJE AL PUEBLO CARLISTA


"Fiel a mis antepasados, fiel a mi Augusto Padre, cumpliré con los deberes y sacrificios que me impone el ser hoy el abanderado dinástico del Carlismo, que la legitimidad de origen y de ejercicio, desde los tiempos de Carlos V, ha hecho recaer en mí.
Como mi padre, seré fiel a nuestras tradiciones, en primer lugar a nuestra tradición religiosa y, continuando su fidelidad innovadora, junto a los que deseen seguir este camino, dentro y fuera del vasto panorama del carlismo, elaborar entre todos un programa de futuro. No en balde se sacrificaron tantos carlistas, no en balde mi padre vivió y luchó hasta el final de su vida al servicio de estos ideales.


Los tiempos son hoy distintos, el panorama político y su problemática distintos. No por esto ha terminado nuestra misión: perseverar en el camino y en la lucha por la justicia y la libertad.
Una misión que se despliega frente a un mundo donde los países y hasta los continentes están interconectados. Por esto, nuestra mirada ha de abarcar a la vez nuestras Españas y este mundo interconectado que camina hacia una convergencia cada vez mayor. No pienso con este mensaje
exponer un plan de actuación. Este plan, este camino, lo iremos haciendo “al andar”.





Sí quiero subrayar que para nuestro presente inmediato la grave crisis moral, política y económica por la que atraviesa el mundo nos obliga a explorar más a fondo, con más rigor y exigencia nuestra propuesta de gestión desde la base de la sociedad, desde la base de nuestras Españas, para que la renta producida sirva al desarrollo progresivo de los ciudadanos, y no al enriquecimiento de determinados entes o individuos, o vaya a engrosar burbujas evanescentes que, al final, a todos arruinan.






Desde siempre, inspirados por el principio de subsidiaridad, le hemos dado una expresión más acorde con los tiempos modernos; se trata de resolver a cada nivel, local, regional, nacional y, hoy en día, supranacional, los problemas por los actores sociales y que estos se impliquen
responsablemente y con capacidad inventiva en esta resolución, teniendo siempre a la vista el bien colectivo. Es lo que hemos llamado nuestra autogestión. Así podemos obviar la irresponsabilidad y también la polarización agresiva que conforma cada vez más el diálogo político cuando, al contrario, debería ser abierto y constructivo.




También nuestras raíces de cultura cristiana y humanista, donde han dejado huella otras espiritualidades, nos instan a luchar contra el terrible déficit ético que aqueja hoy en día una sociedad como la nuestra con larga tradición de sacrificios y altura moral. La adoración del becerro de oro no sólo envilece, también hace opaca la visión de un mundo donde la pobreza sigue haciendo estragos y no sólo la pobreza, también la falta de democracia y libertad y el olvido de los derechos humanos y de los derechos de los Pueblos, que van unidos, concretamente como lo revelan las revueltas de la ribera sur del Mediterráneo. Podemos ser eficazmente solidarios y debemos preocuparnos por ellos.






Creo que desde nuestra secular identidad, original, comprometida y con la legitimidad democrática que nos otorga nuestra decidida participación en la transición democrática y nuestra marcha hacia una España plural, podemos ser actores históricos de un cambio de sistema económico, político, administrativo, de gestión ecológica de la sociedad, siendo líderes de opinión en el campo público, intelectual y político, que es lo que se necesita hoy en día.
Tenemos por delante una cautivadora tarea, y por ello, fiel a mi compromiso histórico y llevado por el amor que tengo a las Españas, haciendo una llamada especial a la juventud, me comprometo al asumir la herencia dinástica del Carlismo y del Ducado de Parma, a entregarme a ello junto con mi esposa, mi hermano Jaime, mis hermanas Margarita y Carolina, y mis tías María Teresa, Cecilia y María de las Nieves."






Dado en París el ocho de abril del año dos mil once

jueves, 10 de marzo de 2011

Videoclip de Joseba Tapia " Karlistaren panparroikeria"




http://www.youtube.com/watch?v=yFcHKVcmRVQ

«Eta tira eta tunba», el último trabajo discográfico del trikitilari Joseba Tapia, recoge los versos musicalizados escritos y cantados en ambas facciones, carlistas y liberales, durante la Segunda Carlistada. Fue presentado en un lugar muy especial, el museo Zumalakarregi de Ormaiztegi, ubicado en la casa donde vivió la familia Zumalacárregui, cuyos miembros más destacados fueron dos hermanos: Tomás, general carlista, y Miguel, político liberal.

Breve historia del carlismo

Reseña de Nosotros los carlistas en el diario El País

Clemente, Josep Carles: Nosotros los carlistas
Editorial Cambio 16. Madrid, 1977.270 páginas

Cómo ser carlista
ALBERTO MIGUEZ 27/02/1977

No soy integrista, ni comunista, ni tradicionalista, ni fascista, ni marxista-leninista, ni colaboracionista, ni franquista, ni tecnócrata. Me deja tan indiferente la Monarquía como la República, la guerra civil española como los golpes de Estado africanos, los Guerrilleros de Cristo Rey como las obras teatrales de Alfonso Paso y epígonos. Soy antiimperialista, anticapitalista, antibelicista, antibeato y anticaciquista. Si algún día dejara de ser carlista, sería anarquista.» Esto escribe en su «strip-tease político» Josep Carles Clemente, director del semanario Destino y partidario de don Carlos Hugo (¿o don Hugo Carlos?) de Borbón Parma, en su libro recién publicado Nosotros los carlistas. Por poco sagaz que sea el lector, ya habrá imaginado que el libro en cuestión mezcla las convicciones personales con la apología de un movimiento mal conocido y peor interpretado.Hace meses salía en París, publicado por Ruedo Ibérico, un libro titulado El último pretendiente. Su autor, desconocido al menos por el nombre que se lee en la portada, pretendía narrar críticamente el largo viaje del príncipe de Parma desde posiciones ultramontanas a ciertas actitudes socialistas, «autogestionarias», como gustan decir los carlistas. El libro de Clemente se inspira en el entusiasmo vital que le produce una doctrina en la que milita desde su adolescencia, y entiende muy bien que difiera en sus coordenadas del volumen publicado en París. Aunque hay un hilo conductor que los homologa: la voluntad decidida en ambos de aclarar el enorme malentendido de una doctrina que en los últimos años ha realizado un giro de 180 grados. Porque tal giro existió, les guste o no a quienes ahora reivindican las raíces populares (innegables, por otra parte) del movimiento carlista. Esta ideología rural, conservadora, maximalista y arcaizante ha querido convertirse, por voluntad de sus más jóvenes militantes, en una doctrina moderna, donde es dificil saber cuándo el monarquismo se difumina y cuándo comienza a sugerirse el socialismo de nuevo cuño.

En su libro, Clemente amalgama «cartas de batalla» nacidas en el interior del movimiento, entrevistas con sus líderes más conocidos, documentos y polémicas (Montejurra, entre ellas) y leves anotaciones históricas. No constituye, pues, la obra una aportación sistemática al conocimiento de lo que fue y lo que es ahora (o tal vez, lo que quiere ser ahora) el carlismo. En cambio sirve para graduar con exactitud casi miliméttica en dónde se encuentra la vanguardia ideológica que rige los destinos del Partido Carlista (todavía no legalizado, ¡ay!). Obra de circunstancias, oportuna, ligera y emocionada. Prolegómenos para un examen de conciencia en profundidad o también, explicación de cómo sé puede ser hoy carlista en España: todo eso y algo más es el último libro de Clemente, experto periodista, ágil entrevistador y hombre, sin lugar a dudas, dueño de muchas certezas, quién como él...

Carlos Hugo, el príncipe intrépido Obituario de Carlos Hugo en el diario El País


Con el fallecimiento del príncipe Carlos Hugo de Borbón, el 18 de agosto, espero que no se repita la fea costumbre de llenar de ditirambos a quien en vida se le quiso rodear de silencio. Que los estudiosos coloquen en el lugar histórico que se merece al príncipe de los carlistas, que junto a sus defectos portaba reconocidas cualidades de sabio, inteligente, intrépido y, por encima de todo, honesto.

Le vi hace dos meses, en el rincón de la costa catalana donde vivió estos dos últimos años. Disimulando las huellas de su penosa enfermedad con la vitalidad que conservaba a los 80 años y olvidando recomendaciones dietéticas, hablamos más de lo humano que de lo divino alrededor de una fritura de pescado y unas cervezas, sabiendo que posiblemente sería nuestra última tertulia. Se explayó sobre lo que ahora estaba investigando y escribiendo: el gobierno de las finanzas globales, las políticas monetarias y el desarrollo de los pueblos.

El líder carlista, jefe de la dinastía Borbón-Parma, duque de Parma, profesor en Harvard, graduado en Oxford y la Sorbona, conspirador antifranquista, expulsado de España por Franco en 1968 a punta de metralleta, renovador ideológico del carlismo junto a sus hermanas Mª Teresa, Cecilia y Mª de las Nieves, orgulloso de los cuatro hijos de su matrimonio con la princesa Irene de los Países Bajos, protagonista desde el exilio de la Transición a la democracia... fue un rebelde con causa.

Don Carlos tuvo una infancia y adolescencia marcadas por el compromiso de su padre, el viejo rey Javier, en la Guerra Civil española que sus requetés ganaron en las trincheras y perdieron en los demás frentes, y en la Segunda Guerra Mundial como colaborador de la Resistencia, apresado por Hitler y condenado al campo de exterminio de Dachau. Aquellas vivencias le enseñaron, decía, a no amilanarse ante las adversidades.

Expulsión de España
Con ese bagaje, más la preparación académica y el ejemplo paterno, se lanzó al empeño que lo convierte en protagonista de la España del siglo XX: la compleja transformación de una arcaica Comunión Tradicionalista en un Partido Carlista popular, enfrentado al fascismo de Franco y comprometido con la libertad y la democracia desde un pensamiento socialista.

Ese fue su proyecto político. No cabe, pues, describirlo como un pretendiente o un aventurero. Por eso, cuando Franco se percató de que el príncipe carlista había desprovisto al régimen de una de sus patas ideológicas, en 1968 expulsó de España a toda la Familia Borbón-Parma. La oligarquía, gran parte de la nobleza y la más rancia derecha social y política española y europea nunca perdonaron a Carlos Hugo su trayectoria política, hasta el punto de querer ignorar la cordial relación con su primo Juan Carlos I, sin renunciar a sus derechos históricos.

De regreso a España en 1978 desde el exilio, dejó claro que no venía a disputar el trono, sino a encabezar un partido político democrático, el Carlista, que sin apoyos internacionales y financiado con el patrimonio de los Borbón-Parma puesto al servicio de la causa, no obtuvo réditos electorales. Ahí terminó una apasionante andadura. En 1980 aceptó la invitación de su amigo el Nobel de Economía John K. Galbraith para investigar y enseñar en la universidad de Harvard.

De vuelta a Europa en 2000, reclamado por el Gobierno regional de Parma (Italia), en los últimos años ha revitalizado ese ducado tan ligado a la monarquía española. Su Alteza Real Don Carlos Hugo de Borbón-Parma y Borbón, como jefe de la dinastía carlista, ha sido depositario del legado histórico de una rama de la Casa Real española que ahora recae en su primogénito, Carlos Javier de Borbón-Parma y Oranje Nassau.

Genio y figura, nos ha dejado mientras miraba al Mediterráneo, ligero de equipaje.

Fernando García-Romanillos es periodista.

María Teresa de Borbón-Parma tras la muerte de su hermano Carlos Hugo


La hermana de Carlos Hugo de Borbón Parma asegura que el Carlismo "está vivo"
María Teresa de Borbón-Parma ha declarado que 'la idea carlista no es llevar la boina roja y gritar sino lograr una democracia más progresista, más cercana a la sociedad, lo que hemos llamado autogestión colectiva'.
María Teresa de Borbón-Parma, hermana del histórico dirigente Carlos Hugo de Borbón Parma, fallecido ayer en Barcelona a los 80 años, afirma que 'el Partido Carlista ha renacido muchas veces de sus cenizas y que veremos cómo a lo largo y ancho de España, y en Cataluña, que es un núcleo muy carlista, está vivo'.

En declaraciones, la hermana del que fue cabeza dinástica de la Casa Borbón-Parma, la rama carlista que quiso poner a los Borbón-Parma en el trono de España, ha remarcado que el carlismo está vivo pero 'no como fuerza beligerante en contra del régimen actual, sino como una esperanza de futuro hacia otra democracia más cercana a la sociedad que salga de las entrañas de la sociedad'.

Carlos Javier de Borbón-Parma, hijo del fallecido, ha recordado cómo su padre llegó en los años 50 a España para ayudar a cambiar el país hacia una democracia moderna y europea, y que 'su gran lucha fue ayudar en la transición democrática porque veía una responsabilidad en esto'. Toda su vida, ha puntualizado, estuvo luchando por la democracia y las libertades españolas.

Tras asegurar que después de la muerte de su padre seguirá con los derechos dinásticos que Carlos Hugo defendía y que nadie les puede quitar porque los ostentan desde Hugo Capeto, ha explicado que su padre pasó los últimos años de su vida en Barcelona y que hasta el final se dedicó a escribir sobre economía, la crisis, la globalización, el problema del desarrollo y los derechos humanos que siempre defendió.

Para el nuevo duque de Parma, título que ostentaba su padre, él y su familia 'representamos la democracia y la continuidad de unos valores que en España son importantes', como la pluralidad y la diversidad de esta sociedad, y puntualiza que 'la belleza de España está precisamente en su diversidad y que es una pena que no lo valoremos'.

María Teresa de Borbón-Parma ha añadido que a su generación, con su hermano al frente, les tocó llegar aquí y luchar para sacar a España del retraso, del horror de la Guerra Civil y de la falta de democracia.

También ha asegurado que 'había que reinventar la democracia y eso lo hicimos junto al Partido Carlista, que era una fuerza política antigua, muy sabia pero anticuada, y que junto a los militantes renovamos e hicimos que se acercara a otras fuerzas políticas'.

Tras definirse como grandes defensores de las nacionalidades unidas, la hermana de Carlos Hugo de Borbón-Parma ha declarado que abogan como esperanza de futuro por otra democracia que sea cercana a todos los estamentos de la sociedad, no sólo a los políticos, sino también a los profesionales y a los territorios.

En este sentido, ha matizado que son metas que se pueden conseguir con otras fuerzas políticas y sociales en España, como ONG y el mundo de la cultura y la universidad, que considera de vital importancia.

Sobre el papel que puede jugar España en el mundo, cree que puede ser una vanguardia en la resolución de conflictos como el de Próximo Oriente, 'porque tenemos mucho de árabes y de judíos'.

Biografía del abuelo del Rey

Francisco Javier de Borbón-Parma y Braganza (Lucca, Italia, 1889 - Coira, Suiza, 1977). Pretendiente de la rama carlista al trono de España (1936-1975), conocido como Javier I por sus seguidores.

•1914: obtiene en París el título de Ingeniero Agrónomo y la Licenciatura en Ciencias Políticas.
•1914-1918: participa en la I Guerra Mundial como oficial de Artillería del ejército belga; intercede, a petición del Papa Benedicto XV, para intentar lograr la paz por separado entre el Imperio Austrohúngaro (la emperatriz Zita era su hermana) y los Aliados.
•1936: Participa en los preparativos del alzamiento militar contra la II República, autorizando a las milicias de los requetés carlistas a incorporarse a la sublevación.
•1937: se entrevista en persona con el General Franco para protestar enérgicamente por el Decreto de Unificación por el que se fusiona en un único partido político -F.E. de las J.O.N.S.- tanto a carlistas como falangistas; expulsa de la familia carlista a todos aquellos cargos que hubiesen apoyado el Decreto de Unificación; Franco lo expulsa de España.
•1940: coronel de Artillería del ejército belga contra la invasión nazi; huye primero a Pau, donde intenta entrar infructuosamente en España, y luego a la Francia de Vichy.
•1940-1944: colabora con la Resistencia francesa, ocultando a fugitivos franceses en los bosques de su castillo y dirigiendo a unos cien maquis en la región de Allier.
•1944: es detenido el 22 de julio y llevado a Vichy; permanece un mes allí, en la cárcel de la Gestapo; es condenado a muerte, pero intercede por él el mariscal Pétain.
•1944-1945: es trasladado primero a la cárcel de Clermont-Ferrand, luego al campo de concentración de Natzweiler (Alsacia), y por último al campo de exterminio de Dachau.
•1944-1945: en Dachau un médico alemán lo da por muerto, pero un médico judío le cura de una mastoiditis aguda, practicándole una trepanación sin anestesia (agujerear el cráneo).
•1945: trasladado a Prax, Austria, tras el avance de los Aliados; es liberado por tropas estadounidenses el 8 de mayo.
•1950-1952: jura los Fueros vascos en el Árbol de Guernica (1950), los catalanes en Montserrat (1951) y es autoproclamado Rey de España en Barcelona (1952), para ser nuevamente expulsado de España.
•1972-1977: sufre un accidente de tráfico (1972), y concede plenos poderes a su hijo Carlos Hugo para dirigir el Partido Carlista, para finalmente abdicar en él (1975) y morir (1977), a los 87 años de edad.

Carlos Javier de Borbón, Socialismo, Autogestión, Federalismo, Solidaridad

En un contexto quebrado social y económicamente por un paro escandaloso y una precariedad pujante. Entre multitudes atomizadas en la soledad de los individuos. Rodeados de voceros que fomentan el odio y la separación de las Españas insultando a vascos y catalanes, el carlismo y la fuerza simbólica de su esencia monárquica se dota del poder para pretender recuperar lo que legítimamente le corresponde, la jefatura del estado, en el caso que sea un clamor solucionar la integridad de las Españas, y será mediante nacionalidades soberanas libremente confederadas y reconocidas en su desempeño por lo común. El carlismo tiene en su mano el fin de los odios y violencia nacionalistas y pensar en un porvenir donde derechos fundamentales como el sustento o la vivienda se doten de peso legislativo que los sustente. Un porvenir en el que el individuo pueda decidir y hacer para sí mismo, y así para los demás, en un contexto donde lo tecnológico puede ser un aliado en este sentido.
Reproducimos a continuación un documento de Carlos Javier de Borbón-Parma que reafirma el cariz socialista autogestionario de nuestro movimiento.

UN DOCUMENTO POLÍTICO DE S.M. DON CARLOS JAVIER I


Tras la triste pérdida de nuestro Rey don Carlos Hugo y cuando hay gentes malintencionadas que difunden rumores sobre el posicionamiento político y social del que antes del 18 de Agosto pasado fuera el Príncipe de Asturias, Gerona y Viana y, en la actualidad, por automática sucesión en los derechos dinásticos de su augusto padre, Rey legítimo de Las Españas, Don Carlos Javier I de Borbón Parma; reproducimos a continuación el prólogo que S.M. realizó para el libro "Breve Historia del Carlismo" escrito por don Josep Carles Clemente para la Biblioteca Popular Carlista que edita la editorial Magalia en el que queda claramente apuntado cual es la línea de pensamiento de S.M.


"Ahora, cuando nuestra Patria contempla un futuro brillante, nos toca volver nuestra vista hacia estos tiempos, cuando se forjó nuestra dinámica actual, que nos permite ser un protagonista de primera magnitud en Europa y en el mundo.


Nuestra historia más reciente se desenvuelve en el periodo franquista. Pero ahora, con la integración en Europa a nuestras espaldas, incluso entregados al proceso de globalización, parece oportuno repasar los hitos de la transición democrática y del carlismo. (...)

Siempre habíamos deseado, los carlistas, que hubiese democracia. Es decir, libertad no solo para votar, sino para crear y para participar. Por esto el carlismo ha practicado su propia democratización de los presupuestos seculares para ayudar precisamente a la democratización del país; pero a sabiendas que se trata tan sólo de una etapa en un largo camino. Aún queda mucho por hacer frente a la pobreza, a la injusticia.

Es difícil tipificar lo nuestro, colocarlo en el amplio espectro político. Evidentemente no todo es comunismo a la izquierda ni fascismo a la derecha. En tiempos de la dictadura, antítesis del socialismo, cuando no era posible el dialogo y el juego político consistía en mantener los odios de antaño, entonces el carlismo recurrió a sus raíces populares, para desde ahí formular una nueva propuesta socialista. Su historia de defensa del pueblo y de su derecho a participar en la gestión común, en la administración de lo colectivo, en defensa de los derechos regionales, le llevaba en este sentido.

(...) fue y es un movimiento popular tradicional, lo que los anglosajones denominan “movimiento de masas” (grass root movement) (…) En cuanto a sus propuestas, son más validas que nunca: así su humanismo cristiano, que inspira una cultura atenta a los valores sociales y morales, pero ajena a todo confesionalismo y que tipifica a la España actual.

Su ideal de Autogestión, que se elaboró y consolido en el curso de una lucha que se inicia en 1957, contra la dictadura, se centra en la idea de que la persona tiene que participar plenamente en las decisiones que están en la base del proceso social: si no el individuo está alejado de toda verdadera autoridad en el acontecimiento sociopolítico y económico. Por ejemplo, el Carlismo siempre ha deseado que el partido político no fuera una simple maquina electoral que le permitiese al ciudadano elegir a aquellos que hablaran en su nombre, pero sin más participación en las decisiones de cada día. Para nosotros, el partido debe ser un lugar no solo de compromiso sino de pleno desenvolvimiento del individuo.(...)

Los grandes partidos aún no han logrado transformarse en vehículos de la vivencia política popular y ciudadana. La Autogestión política que propone el carlismo sería precisamente una metodología, una vía, para abrir al ciudadano el camino de la participación activa. Así se espera poder evitar la “partitocracia” que hoy muchos critican, pero cuyo defecto no saben como subsanar.

El sindicato, también, podría ser un lugar de plena responsabilidad. Hasta ahora, muchas veces, sólo ha sido un instrumento defensivo en manos de la clase obrera, y no suficientemente una vía para la participación en las decisiones socioeconómicas de la sociedad. Condenado así a la defensiva, se le acusa luego de no presentar solucciones productivas.

No se trata tanto de una participación directa en la marcha de la empresa, sino de una responsabilización en las decisiones de materia económica a niveles de los gobiernos. El trabajador no es una máquina que conviene cuidar, sino una persona que conviene responsabilizar. Para nosotros son también esenciales las comunidades históricas que constituyen los Estados modernos. La defensa de nuestros viejos Fueros se ha transformado en un reclamo autonómico cada vez más pronunciado, que responde a un anhelo federalista y se proyecta con mayor virtualidad hoy en una Europa en trance de unificación. Así el Carlismo, este antiguo movimiento popular enemigo de la manipulación pasiva del ciudadano, deseoso de su mayor libertad, abre las puertas del porvenir. Jamás un gobierno se ha intentado realizar plenamente la Autogestión, ni en lo político, ni en lo social, ni en lo autonómico. Pero precisamente con los formidables avances tecnológicos de hoy, podemos ir a una aplicación práctica de nuestro viejo ideal. Los pueblos democráticos tienden hoy a transformar sus estructuras políticas en ese sentido. Los instrumentos y las posibilidades de comunicación puestos a su alcance, permiten al hombre participar en las decisiones al nivel de su colectividad local, nacional, de Estado y hasta internacional. También puede dar soluciones imaginativas y nuevas a los problemas existentes. Participación quiere decir, para el hombre y la mujer, poder de iniciativa, poder de cambiar lo que concierne a la vida inmediata de cada uno, en su calle, en su entorno, en la ciudad en que vive, en su país, de manera muy directa. Esto es realmente el poder compartido. El carlismo siempre ha apuntado hacia una solidaridad vivida con amor y cada vez más desarrollada.

La historia, contrariamente a lo que muchos creen, no es el pasado: está permanentemente en movimiento. Muchas de sus perspectivas y propuestas están mas al orden del día que nunca, porque están en la onda de lo que los alemanes denominan “seitgeist”, el espíritu del tiempo. "

Fuente:pordoncarlos.blogspot.com

miércoles, 9 de marzo de 2011

Memoria de Carlos Hugo

Ana María, Reina de las Españas

¡Viva el Rey Carlos Javier!

Carlos Hugo en "La nit al dia" con Mònica Terribas

http://www.tv3.cat/videos/165838048/Carles-Hug-de-Borbo-Parma

Videoclip "Montejurra" de Ornamento y Delito

Montejurra 1976

http://www.youtube.com/watch?v=ggwY_xhAfC4

Montejurra 1976: ¿El inicio de los “años del plomo” españoles?
EL 9 DE MAYO DE 1976 se celebró la primera concentración carlista en Montejurra tras la muerte de Franco. En la explanada de ese monte se halla el monasterio de Iratxe, referencia tradicionalista desde 1835 al luchar allí tropas carlistas y gubernamentales. Este encuentro anual del movimiento carlista se instauró en 1954, al inaugurarse un Vía Crucis en memoria de los Requetés que lucharon en la Guerra Civil. Desde los años sesenta, los discursos pronunciados en la cima del monte servían «de termómetro para medir la influencia del ala “progresista” del carlismo»,i mayoritaria. La dirigía Carlos-Hugo de Borbón-Parma y se agrupaba en torno al Partido Carlista [PC] (integrado en la Junta Democrática), que reivindicaba un sistema democrático, federal y socialista autogestionario.

Pero en la cita de 1976 sus miembros se vieron confrontados a un contingente carlista que se consideraba depositario de la ortodoxia (a sus ojos traicionada por el PC), apoyado por numerosos ultraderechistas españoles y extranjeros y que lideraba el hermano menor de Carlos-Hugo, Sixto-Enrique. Éste último -señala Josep Carles Clemente (historiador del carlismo y seguidor de Carlos-Hugo)- tenía simpatías hacia el neofascismo y los regímenes militares, desde «los salazaristas en la guerra de Angola, al Chile de Pinochet y a la Junta fascista argentina».ii

En la explanada de Iratxe se hallaron frente a frente ambos grupos y un seguidor del PC, Aniano Jiménez, fue herido y murió días más tarde por el disparo de un comandante de infantería retirado, José Luis Marín García-Verde, de las filas sixtinas. Entonces una dotación de la Guardia Civil se interpuso entre ambos sectores (lo que aquel día fue un gesto excepcional) y la comitiva del PC inició su ascenso a la cumbre para celebrar la eucaristía habitual, uniéndose a Carlos-Hugo. Pero la cima la ocupaba Sixto-Enrique y un grupo armado, que impidió el acceso: sonaron nuevos disparos y murió otro carlohuguista, Ricardo García Pellejero. Cuando los sixtinos abandonaron la cima, la jornada dejó unos 30 heridos y dos muertos. Fue el primer episodio de violencia ultraderechista en España que se saldó con muertes.

Fuente: Blog de Xavier Casals

29 de agosto de 2010 Exequias del Rey Carlos Hugo


Dado el nítido carácter hispano que tuvo toda la ceremonia, resultaba sorprendente que, entre las numerosas delegaciones europeas, prácticamente no hubiera ninguna de España, salvo la corona de flores enviada por “SS. MM los Reyes” y una veintena de leales carlistas llegados de diferentes puntos de la Península.

Monseñor Enrico Solmi, se encargó de recordar el compromiso por la justicia social, el bien común, la paz entre los Estados y el desarrollo de los pueblos de quien dirigió la evolución ideológica del carlismo. Tampoco se olvidó de ensalzar sus últimos trabajos en la Universidad de Harvard sobre las secuelas de la globalización en el mundo, a las que, según dijo el obispo de Parma, había dado respuestas para toda la familia humana desde posiciones cristianas.

Frente a los oficiantes, se encontraban los hijos de Carlos Hugo: Carlos Javier, Margarita, Jaime y Carolina; a su lado sus hermanas María Teresa y María de las Nieves. Junto a ellas, Irene de Holanda, hermana de la reina Beatriz, con quien Carlos Hugo se casó en 1964 para separarse veinte años después.

Acabado el oficio religioso, el féretro fue de nuevo llevado a hombros hasta la cripta de la iglesia, donde recibió sepultura en la más estricta intimidad familiar. A continuación, utilizando el atril del altar, un representante de la familia Borbón Parma leyó el testamento de Carlos Hugo, fechado el 9 de agosto, nueve días antes de su fallecimiento por cáncer. En este texto legal, Carlos Hugo transmite de forma solemne a Carlos Javier, el mayor de los hijos, y a todos sus descendientes los derechos legítimos al trono de España.


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Carlos Hugo, que se postuló al trono frente a la candidatura de Juan Carlos en los años 60 hasta que fue expulsado de España por Franco, no había realizado una reafirmación tan contundente desde la transición democrática. Con esta declaración, se mantiene abierto el contencioso dinástico que ensangrentó las tierras de España entre carlistas y liberales durante todo el siglo XIX. Citando los tratados de Aranjuez de 1801 y de Nápoles de Nápoles de 1759, el testamento proclama, además, la nacionalidad española para todos los miembros de la familia Borbón Parma y sus sucesores.

Inmediatamente después, con todo el público y autoridades en pie, su hermano menor, Jaime, le colgó el Toisón de Oro, símbolo de la realeza española. Con este emblemático collar, el nuevo pretendiente a la Corona de España se dirigió a los presentes aceptando el testigo que le pasaba su padre mientras recordaba su vital compromiso. “¡¡Aita!!”, dijo en euskera mirando al cielo, “¡padre!: Sacrificaste con coraje tu vida por la democracia, la libertad, la justicia social, la igualdad y por hacer de este mundo un lugar mejor para vivir. Seguiremos tu camino”. Más tarde, a preguntas de los periodistas, Carlos Javier confirmó lo dicho declarando que él no podía renunciar a estos derechos porque “fueron otorgados por el pueblo español y solo el pueblo español puede arrebatárselos”.

Aún hubo otro significativo “toque” español en las solemnes exequias. María Teresa, inseparable compañera política de su hermano, comunicó que también habían recibido un telegrama de Santiago Carrillo, con quien los Borbón Parma integraron la Junta Democrática el año 1974, reconociendo que Carlos Hugo había sido un hombre con más valores progresistas que mucha gente que se dice de izquierdas

S.A.R. Carlos Javier de Borbón en Facebook


Ante la disolución de Pueblos y Culturas por el Mercado Capitalista y su Globalización Neoliberal que se impone a la soberanía de los Pueblos de las Españas y a los Derechos de la Sociedad, dejando a las clases trabajadoras desprotegidas y a merced de la ley salvaje del "libre mercado", la Corona Legitimista Carlista, por sus fundamentos Subsidiarios, Confederalistas, Socialistas-Cristianos y Ecologistas, es la única institución dinástica socialmente comprometida, capaz de salvaguardar los derechos de los Pueblos, la cual no consentirá que la monarquía vuelva a ser un instrumento al servicio de los intereses de la clase oligarquica dominante. La Monarquía Popular Carlista y el Legitimismo Dinástico que representa fue, es y será siempre la garantía de lucha continua por la transformación social y las libertades de las diferentes naciones históricas o nacionalidades de los Reinos, Señoríos y Principados de Las Españas.

Dios - Patria - Fueros - Rey
¡Vivan las Españas! ¡Viva el Rey Legitimo!

En el recuerdo de S.M.C. Don Carlos Hugo de Borbón


MENSAJE S.A.R. D. CARLOS HUGO

Quiero decir a los Carlistas que mi estado de salud no es bueno. Estoy totalmente en las manos de Dios, rodeado de mi familia y de mis fieles. Lo único que os pido es serenidad y que sigáis adelante con nuestro proyecto de libertades, expresión moderna de nuestros antiguos fueros. Confío mucho en vuestras oraciones y en vuestro cariño.
Os pido seguir al lado de mis hermanas María Teresa, Cecilia y María de las Nieves, y de mis hijos Carlos Javier, futuro Jefe de la Dinastía, Jaime, Margarita y Carolina.

Desde Barcelona, 2 de agosto de 2010