jueves, 10 de marzo de 2011

Reseña de Nosotros los carlistas en el diario El País

Clemente, Josep Carles: Nosotros los carlistas
Editorial Cambio 16. Madrid, 1977.270 páginas

Cómo ser carlista
ALBERTO MIGUEZ 27/02/1977

No soy integrista, ni comunista, ni tradicionalista, ni fascista, ni marxista-leninista, ni colaboracionista, ni franquista, ni tecnócrata. Me deja tan indiferente la Monarquía como la República, la guerra civil española como los golpes de Estado africanos, los Guerrilleros de Cristo Rey como las obras teatrales de Alfonso Paso y epígonos. Soy antiimperialista, anticapitalista, antibelicista, antibeato y anticaciquista. Si algún día dejara de ser carlista, sería anarquista.» Esto escribe en su «strip-tease político» Josep Carles Clemente, director del semanario Destino y partidario de don Carlos Hugo (¿o don Hugo Carlos?) de Borbón Parma, en su libro recién publicado Nosotros los carlistas. Por poco sagaz que sea el lector, ya habrá imaginado que el libro en cuestión mezcla las convicciones personales con la apología de un movimiento mal conocido y peor interpretado.Hace meses salía en París, publicado por Ruedo Ibérico, un libro titulado El último pretendiente. Su autor, desconocido al menos por el nombre que se lee en la portada, pretendía narrar críticamente el largo viaje del príncipe de Parma desde posiciones ultramontanas a ciertas actitudes socialistas, «autogestionarias», como gustan decir los carlistas. El libro de Clemente se inspira en el entusiasmo vital que le produce una doctrina en la que milita desde su adolescencia, y entiende muy bien que difiera en sus coordenadas del volumen publicado en París. Aunque hay un hilo conductor que los homologa: la voluntad decidida en ambos de aclarar el enorme malentendido de una doctrina que en los últimos años ha realizado un giro de 180 grados. Porque tal giro existió, les guste o no a quienes ahora reivindican las raíces populares (innegables, por otra parte) del movimiento carlista. Esta ideología rural, conservadora, maximalista y arcaizante ha querido convertirse, por voluntad de sus más jóvenes militantes, en una doctrina moderna, donde es dificil saber cuándo el monarquismo se difumina y cuándo comienza a sugerirse el socialismo de nuevo cuño.

En su libro, Clemente amalgama «cartas de batalla» nacidas en el interior del movimiento, entrevistas con sus líderes más conocidos, documentos y polémicas (Montejurra, entre ellas) y leves anotaciones históricas. No constituye, pues, la obra una aportación sistemática al conocimiento de lo que fue y lo que es ahora (o tal vez, lo que quiere ser ahora) el carlismo. En cambio sirve para graduar con exactitud casi miliméttica en dónde se encuentra la vanguardia ideológica que rige los destinos del Partido Carlista (todavía no legalizado, ¡ay!). Obra de circunstancias, oportuna, ligera y emocionada. Prolegómenos para un examen de conciencia en profundidad o también, explicación de cómo sé puede ser hoy carlista en España: todo eso y algo más es el último libro de Clemente, experto periodista, ágil entrevistador y hombre, sin lugar a dudas, dueño de muchas certezas, quién como él...

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