En un contexto quebrado social y económicamente por un paro escandaloso y una precariedad pujante. Entre multitudes atomizadas en la soledad de los individuos. Rodeados de voceros que fomentan el odio y la separación de las Españas insultando a vascos y catalanes, el carlismo y la fuerza simbólica de su esencia monárquica se dota del poder para pretender recuperar lo que legítimamente le corresponde, la jefatura del estado, en el caso que sea un clamor solucionar la integridad de las Españas, y será mediante nacionalidades soberanas libremente confederadas y reconocidas en su desempeño por lo común. El carlismo tiene en su mano el fin de los odios y violencia nacionalistas y pensar en un porvenir donde derechos fundamentales como el sustento o la vivienda se doten de peso legislativo que los sustente. Un porvenir en el que el individuo pueda decidir y hacer para sí mismo, y así para los demás, en un contexto donde lo tecnológico puede ser un aliado en este sentido.
Reproducimos a continuación un documento de Carlos Javier de Borbón-Parma que reafirma el cariz socialista autogestionario de nuestro movimiento.
jueves, 10 de marzo de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario